Categoría: Panes y bollos
Dificultad: Fácil
Para la masa:
Una tacita de aceite.
Una tacita de vino blanco.
Una yema.
100 grs. de mantequilla.
Una cucharadita de levadura.
Harina y sal.
Para el relleno:
Una taza de nuez molida.
Media taza de azúcar.
Una copa de anís.
Media copa de agua.
Mezclamos en una fuente el aceite, el vino blanco y una cucharadita de sal, lo batimos todo con un tenedor, hasta lograr una crema. Seguidamente, añadimos la cucharadita de levadura, la mantequilla y la yema. Lo mezclamos todo bien y, poco a poco, vamos añadiendo la harina hasta lograr una masa que no se pegue en las manos. Procuramos manipularla poco para que no quede correosa.
Cuando la masa ya esté formada, hacemos una bola que colocamos sobre la mesa, o sobre el mármol, con harina espolvoreada sobre ella, la extendemos con el rollo -también espolvoreado de harina- y le damos dos o tres vueltas. La retiramos a un plato, la cubrimos con un paño y dejamos que repose en un sitio fresco unas dos horas.
Para el relleno, mezclamos la nuez, el azúcar, el anís y el agua. Mezclamos bien hasta que sea una pasta homogenea y lo reservamos. Ya reposada la masa, vamos cortando trozos de ella. Cada trozo lo extendemos con el rollo enharinado, dejando la masa muy fina, y colocamos una cucharadita de relleno por cada casadiella.
Enrollamos la pasta dándole la vuelta, untamos el borde con un poco de agua, para que pegue y ledamos otra vuelta. La cortamos con la ayuda de un cuchillo y, con las puntas de los dedos, apretamos los bordes para que no se salga el relleno.
Cuando estén todas preparadas, las freimos en abundante aceite bien caliente, procurando dejarlas muy doradas. Las escurrimos bien, colocándolas en papel absorvente. Después las ponemos en una bandeja y las espolvoreamos de azúcar. El aceite debe colarse o cambiarse de vez en cuando para que las casadiellas no tomen mal color.
Foto extraida de ( http://flickr.com/photos/xurde/338958906/ )