Porciones / número de personas: 2 personas
Tiempo de Preparación: 45 minutos
Tiempo de cocción: 30 minutos
Categoría: Aperitivos y Tapas
Dificultad: Fácil
250 gr. de ricotta
Nuez moscada
Pimienta
Sal
2 huevos
50 cc. de aceite de oliva
2 manojos de espinacas
1 cebolla pequeña
1 pimiento morrón pelado, opcional
Una plancha de hojaldre
La empanada casera de cebolla, espinacas y huevo está deliciosa. El secreto de su éxito se base en una cuidada combinación de ingredientes: cada cual aporta un sabor distinto y el resultado en conjunto es insuperable. Utilízala como aperitivo o como segundo plato, junto con una ensalada o patatas fritas.
Para hacer una empanada casera de cebolla, espinacas y huevo, lo primero que hay que hacer es cocer las espinacas. Para ellos se quitan los tallos, se lavan las hojas y se cuecen en abundante agua con un poco de sal. Después, sacamos y escurrimos.
Picamos el pimiento morrón, en caso de que lo vayamos a utilizar, junto con las espinacas, y reservamos.
Ponemos una sartén con un poco de aceite de oliva a fuego medio y rehogamos la cebolla, cortada en juliana. Reservamos.
Aparte, mezclamos en un bol la ricotta junto con el pimiento morrón, las espinacas y los huevos ligeramente batidos (dejando un poco para pintar la empanada). Otra opción es añadir huevos cocidos en vez de huevos batidos. A esta mezcla le añadimos la cebolla que teníamos reservada, salpimentamos, le añadimos un poco de nuez moscada y removemos bien.
Cortamos dos trozos de la plancha de hojaldre, uno un poco más grande que el otro. En el más pequeño echamos la mezcla que hemos preparado y luego tapamos con el otro, humedeciendo los bordes y sellándolos con la ayuda de un tenedor. Podemos hacer una empanada grande o varias más pequeñas.
Ponemos el horno a precalentar a 180º C, con calor por arriba y por abajo. Cuando esté caliente metemos las empanadas, que habremos colocado previamente en una bandeja de horno forrada con papel de horno, tras haberlas pintado con huevo batido y la ayuda de una brocha de cocina.
Dejamos que se hagan hasta que estén doradas. Después sacamos y las podemos servir, o bien dejamos que se enfríen, porque también se pueden comer frías. ¡Deliciosas!