Porciones / número de personas: 4 personas
Tiempo de Preparación: 20 minutos
Tiempo de cocción: 10 minutos
Categoría: Aperitivos y Tapas
Dificultad: Fácil
100 gr. de harina
Aceite de oliva
250 gr. de gambas frescas
Azafrán en polvo
Una pizca de sal
1 cerveza
El secreto para conseguir unas gambas rebozadas, también llamadas en algunos lugares "gambas con gabardina", es utilizar un producto de calidad y freírlo a la temperatura adecuada para conseguir una fritura perfecta.
Pero, además, mi vecina Maribel me dijo hace poco que añadiera una pizca de azafrán en polvo y lo cierto es que le da a las gambas un punto muy sabroso y un color que antes no tenían. Desde entonces, hago las gambas rebozadas como ella me enseñó y están para chuparse los dedos.
En primer lugar, limpio las gambas. Es decir, quito las patas y las cabezas, aunque sí que me gusta dejar la cola, para que queden más vistosas.
Echo la harina en un bol y le añado la cerveza y una pizca de sal, y mezclo bien todos los ingredientes hasta conseguir una pasta de rebozado con la textura de un puré de patata un poco espeso.
A continuación, incorporo un poquito de azafrán en polvo y vuelvo a mezclarlo todo.
Echo un buen chorro de aceite de oliva en una sartén y la pongo a fuego medio. Mientras se calienta, rebozo las gambas sujetándolas por la cola en la masa que he realizado, procurando que no me quede ni un milímetro de la gamba sin rebozar.
Cuando el aceite esté caliente echo a freír las gambas. Cuando estén doradas sacamos a un plato, que habremos forrado con papel de cocina para eliminar el aceite sobrante.
Ya solo queda emplatar y servir, sin dejar que se enfríen. Se puede decorar el plato con lechuga y tomate, para darlo un aspecto más fresco. ¡Buen provecho!
Introducción de la receta