Porciones / número de personas: 6 personas
Tiempo de Preparación: 60 minutos
Tiempo de cocción: 15 minutos
Categoría: Postres
250 gr. de harina
100 gr. de azúcar glas
150 gr. de mantequilla
3 yemas
Esencia de vainilla
1 cucharadita de sal
La masa sablée es una masa básica para tartas y otros postres. Entre sus ventajas se encuentra que es muy versátil, por lo que podemos utilizarla para múltiples postres, ya que combina a la perfección con numerosos sabores. Además, es muy fácil de hacer y no te llevará mucho esfuerzo.
Para hacer una riquísima masa sablée lo primero que debemos hacer es mezclar la mantequilla, que debe estar a temperatura ambiente, junto con el azúcar.
Removemos durante dos minutos y, cuando la mezcla esté uniforme y manejable, añadimos las yemas y la esencia de vainilla, y volvemos a remover hasta conseguir una mezcla homogénea. A continuación tamizamos la harina con la sal y la añadimos poco a poco a la mezcla, removiendo bien para integrar todos los ingredientes.
Esta misma receta también la podemos hacer con la ayuda de una procesadora. Para ello ponemos todos los ingredientes secos y, un minuto después, después le añadimos las yemas y la esencia de vainilla, y procesamos otro minuto más.
A continuación, independientemente de cómo hayamos trabajado la masa anteriormente, la aplastamos un poco con los dedos y la envolvemos en film, y la dejamos en el frigorífico durante media hora.
Si la masa va a ser para una tarta, transcurrido este tiempo la amasamos con un rodillo sobre el mismo film y así podremos transportar la masa cómodamente hasta el molde. Solo tendremos que ajustar bien la masa al molde con los dedos, retirar el film y recortar el sobrante.
Después, pinchamos con un tenedor y colocamos encima un papel aluminio, ajustándolo bien a los moldes con la mano. Ponemos el horno a precalentar a 280º C., y mientras se calienta echamos un peso, como unos garbanzos, para que no se levante la masa durante el horneado. Horneamos durante 15 minutos.
Si la masa es para hacer galletas o alfajores estiramos la masa sobre una encimera ligeramente espolvoreada de harina, sin el papel film y con la ayuda de un rodillo. Es conveniente ir girando la masa de vez en cuando para que no se pegue y espolvorearle algo más de harina si es preciso.
A continuación cortamos la masa con un molde y colocamos los trozos sobre un papel antiadherente. Después, dejamos reposar en el frigorífico durante un cuarto de hora. Transcurrido este tiempo horneamos la masa en un horno precalentado a 180º C., hasta que estén dorados los bordes de la masa. ¡Exquisita!