Porciones / número de personas: 4 personas
Tiempo de Preparación: 15 minutos
Tiempo de cocción: 30 minutos
Categoría: Postres
Dificultad: Fácil
1 rama de canela.
Piel de 1 limón.
750 ml de leche (3 vasos).
3 huevos.
4 cucharadas de azúcar.
En un cazo vertemos la leche con la rama de canela y la piel del limón (para aromatizar las natillas) y la calentamos a fuego lento. Es muy importante que no hierva nunca. El punto exacto son entre 70 y 80 grados, es decir, cuando a la leche le salgan unas burbujitas, hay que mantenerla así, pero que nunca llegue a hervir. Dejaremos la leche así unos 10 minutos.
Mientras la leche se cuece, en un bol vertemos los huevos, le añadimos el azúcar y batimos. Si queremos que las natillas queden más finas y amarillas le echaremos sólo las yemas, aunque a mí me gusta más con todo el huevo, para aprovecharlo.
Cuando la leche se haya cocido 10 minutos retiramos la rama de canela y la piel de limón. Cuando la leche se haya templado, añadimos la mezcla de huevo mientras batimos con unas varillas y la ponemos al fuego otra vez (a fuego lento). Seguimos batiendo continuamente hasta que vayan espesando. Este es el secreto para unas fantásticas natillas de huevo.
Estaremos batiendo unos 20 minutos. Cuando se templen las natillas las vertemos en unas tacitas, las tapamos con film transparente y las metemos en la nevera. Podemos decorarlas con un poco de canela en polvo o comerlas con una galleta, que le queda fenomenal.
Introducción de la receta