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Tarta de Nata y Fresas sin Horno

Tarta de Nata y Fresas sin Horno

Porciones / número de personas: 8 personas
Tiempo de Preparación: 480 minutos
Tiempo de cocción: 10 minutos
Categoría: Postres

Ingredientes para preparar Tarta de Nata y Fresas sin Horno

600 gr. de fresas
200 gr. de azúcar
1 litro de nata
100 gr. de mantequilla
8 láminas de gelatina neutra
150 gr. de galletas maría

Cómo preparar Tarta de Nata y Fresas sin Horno

La tarta de nata y fresas sin horno está deliciosa. Este pastel es un clásico de la repostería, pero nunca pasa de moda por su riquísimo sabor y su textura única y cremosa. Sorprende a tu familia o deja con la boca abierta a tus invitados con un postre exquisito.

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Para disfrutar de una riquísima tarta de nata y fresas sin horno lo primero que debemos hacer es cortar 300 gr. de fresas. Las echamos en un bol y las añadimos 50 gr. de azúcar. Reservamos para que vayan soltando el agua.

A continuación desmenuzamos las galletas metiéndolas en una bolsa de plástico cerrada y sin aire, y pasando un rodillo por encima. Las echamos en un bol junto con la mantequilla derretida y mezclamos bien.

Extendemos la pasta que hemos conseguido por la base de nuestro molde, presionando un poco con los dedos. Después, reservamos en el frigorífico.

Colocamos la gelatina en un bol con agua para que se hidraten. Mientras, escurrimos las fresas que tenemos macerando en azúcar y mezclamos el agua que han soltado con 100 ml. de nata líquida.

Echamos esta mezcla en una cacerola y la ponemos a fuego medio. Después incorporamos la gelatina hidratada en agua y removemos hasta que se disuelva, sin que la mezcla llegue a hervir. Cuando la gelatina esté disuelta apartamos del fuego y reservamos.

En un recipiente echamos el resto de la nata, que tiene que estar muy fría, y el azúcar restante. Batimos bien hasta montar la nata y dejamos de batir cuando tenga una consistencia firme.

Mezclamos la gelatina con las fresas que tenemos cortadas en trozos y añadimos a esta mezcla la nata montada, removiendo con movimientos envolventes. A continuación vertemos la nata montada en el molde que tenemos en el frigorífico y alisamos la superficie con una cuchara. Metemos el molde de nuevo en el frigorífico hasta que se endurezca.

Las fresas sobrantes las cortamos por la mitad o en láminas para ponerlas en la superficie de la tarta, justo cuando la vayamos a servir. Por último, completamos la decoración con unas hojas de menta o hierbabuena. Y lista para comer. ¡Deliciosa!