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Bizcochos de Soletilla Caseros

Bizcochos de Soletilla Caseros

Porciones / número de personas: 8 personas
Tiempo de Preparación: 30 minutos
Tiempo de cocción: 15 minutos
Categoría: Postres
Dificultad: Fácil

Ingredientes para preparar Bizcochos de Soletilla Caseros

3 huevos
Azúcar glas
6 gr. de levadura en polvo
90 gr. de azúcar
Una pizca de sal
75 gr. de harina de repostería

Cómo preparar Bizcochos de Soletilla Caseros

Para hacer unos riquísimos bizcochos de soletilla caseros lo primero que debemos hacer es poner el horno a precalentar a 200º C, con calor por arriba y por abajo. Mientras se calienta, vamos separando las claras de las yemas.

Montamos las claras hasta dejarlas firmes y, por otro lado, ponemos las yemas con el azúcar y batimos bien hasta que alcancen un punto blanquecino. Aparte, mezclamos la harina con la levadura y la añadimos tamizadas a las yemas con el azúcar, pero poco a poco, con movimientos suaves. A continuación, unimos las claras montadas a la mezcla que hemos conseguido, muy despacio y siempre con movimientos envolventes.

Cogemos una bandeja de horno y la forramos con papel de horno. Echamos la masa que hemos conseguido en una manga pastelera con boca ancha y vamos poniendo tiras sobre el papel, de aproximadamente unos tres centímetros de ancho. No hay que olvidar dejar un espacio de separación entre unas y otras.

Salpicamos de azúcar glas las tiras y metemos la bandeja en el horno, dejando que se hagan los bizcochos de soletilla un cuarto de hora aproximadamente, hasta que veamos que comienzan a estar dorados.

Sacamos la bandeja, dejamos enfriar a temperatura ambiente y despegamos los bizcochos con mucho cuidado, ayudándonos de una espátula. Ya están listos para consumir, aunque si queremos preservarlos sin que se pongan duros mejor los metamos en un bol lo suficientemente grande, con tapa de cierre. ¡Deliciosos!

Introducción de la receta

Los bizcochos de soletilla caseros están deliciosos y son bastante fáciles de preparar. No necesitas muchos ni muy complicados ingredientes para cocinarlos y tienen un sabor que nos recuerda a nuestra infancia. Son ideales para mojar en café y también sirven para hacer un rico tiramisú.