Porciones / número de personas: 4 personas
Tiempo de Preparación: 40 minutos
Tiempo de cocción: 25 minutos
Categoría: Postres
75 gr. de mantequilla
Mermelada al gusto
125 gr. de harina
100 ml. de nata líquida
40 gr. de azúcar
100 gr. de chocolate para fundir
25 gr. de almendras molidas
Una pizca de sal
1 huevo
Para hacer unas deliciosas tartaletas de chocolate y mermelada lo primero que debemos hacer es la base de las tartaletas. Para ello ponemos en un recipiente la harina, la mantequilla a temperatura ambiente y la almendra molida, junto con el azúcar, el huevo batido y una pizca de sal.
Removemos todos los ingredientes para integrarlos y después amasamos hasta conseguir una masa compacta, que dejaremos enfriar en el frigorífico unos minutos.
Transcurrido este tiempo dividimos la masa en cuatro bolas y extendemos con ayuda del rodillo hasta conseguir un círculo de aproximadamente medio centímetro de grosor.
Ponemos cada círculo de masa en los moldes para tartaletas, apretando ligeramente con los dedos para que se adapte a la forma del molde. Después, cortamos el sobrante y pinchamos la masa para que no suba.
Metemos los moldes en el horno, previamente precalentado a 180º C., con calor por arriba y por abajo, y dejamos que se hagan durante un cuarto de hora.
Para el relleno ponemos la nata en una cacerola y la dejamos a fuego medio. Cuando hierva añadimos el chocolate y removemos hasta que se funda.
Sacamos las tartaletas del horno y las dejamos enfriar ligeramente antes de desmoldar. Después vertemos el chocolate y terminamos de enfriar en el frigorífico, para que cuaje.
Una vez que esté frío, y antes de servir, ponemos un poco de nuestra mermelada favorita sobre el chocolate, de una forma decorativa. Y ya están listas las tartaletas para comer. ¡Deliciosas!
Introducción de la receta
Las tartaletas de chocolate y mermelada están deliciosas. Este postre es muy fácil de hacer y muy vistoso. Con él puedes sorprender a quienes más quieres o quedar bien ante tus invitados. La combinación del chocolate y la mermelada es un clásico de la repostería que nunca pasa de moda.
